El pasado sábado tuve el honor de poder hacer de liebre (o pacemaker), en la Bilbao Night Marathon.
La idea surgió en las pasadas seis millas de Basauri, cuando mi amigo Sergio Mijancos estuvo hablando con representantes del Munarri y les dije que en caso de que lo necesitasen contasen conmigo. Y dicho y hecho, me toco hacer de última liebre de 3h15'
Pero, ¿en que consiste lo de hacer de liebre?. Pues muy sencillo, la liebre es una persona que porta un distintivo, normalmente un globo o una camiseta, y que marca un ritmo para poder llegar al tiempo establecido. Por ejemplo, para una liebre que quiera bajar de 3h en maratón, debería correr a 4'16" el kilómetro, y mantener un ritmo constante desde el principio hasta el final. En el caso de marcas muy exigentes es cuando se suelen colocar esas liebres, y lo ideal es poder llevar un grupo desde el principio hasta el final de la prueba al mismo ritmo todo el tiempo.
En casos de 10 kms o media maratón es relativamente sencillo, pero en el caso de la maratón la cosa se complica por la sencilla razón de que la frescura no es la misma al principio que al final de la prueba.
Las liebres son atletas muy preparados que corren a un ritmo inferior al que suelen correr habitualmente por lo que les es relativamente sencillo llevar el ritmo. Por ejemplo, yo suelo entrenar a 4'15"-4'20" el kilómetro y el sábado corría a 4'36".
En el caso de la maratón, al ser una distancia tan larga, suele haber varias liebres, normalmente dos, una para cada media, aunque en este caso lo hicimos tres.
Contaremos un poco la experiencia del sábado, que suele ser la experiencia de todas las semanas para las diferentes liebres de las diferentes pruebas.
Quedamos 1h30' antes de la prueba todas las liebres para reparto de material y acordar con los compañeros de relevo las distancias a correr. Y nos hacemos la foto de rigor
En el caso de nuestro relevo de sub 3h15' eramos Jorge Nuñez, Jabitxu de la Fuente y yo. Los tres nos conocemos del mundo del triatlón así que nos entendimos a la perfección. Jorge tenía pocas ganas de correr, y Jabi y yo muchas, asi que decidimos que Jorge corriera los primeros 10 kms, Jabi desde el 10 hasta donde quisiera, y yo me uniría a Jabi en el paso de la media maratón.
Vimos la salida de la carrera, poniendo el crono a la vez que la organización en marcha, para controlar los tiempos, y las últimas liebres nos dedicamos a disfrutar y sacar fotos
En la foto estoy con mi compañero Sergio que le toco de última liebre de 3h.
Mi trabajo en teoría si todo iba bien, debería empezar 1h37' después del pistoletazo de salida, y así fue. Jabi clavó el tiempo, y llego con un grupo de 7-8 personas a la media, en donde iba encuadrada la que a la postre sería la tercera chica, (madre mía como iba). Me enganche a ellos, y ambas liebres fuimos juntas hasta el km27, la verdad es que en esos 6 kms nos lo pasamos muy muy bien charlando y comentando cosas. Ese km 27 fue el momento en que Jabi me paso la mochila con la bandera, y decidió seguir hacia delante con la chica para ver si podía llegar lo más adelante posible (3h10' hizo al final), su trabajo había acabado.
Yo me limité a seguir ese ritmo, pero enseguida ví que el grupo se quedaba, estaban llegando ya a su muro y a ese ritmo no iban a llegar al tiempo pactado, asi que se despidieron de mí y me dijeron que siguiera. Iba pasando gente poco a poco, dandoles animos y proporcionandoles comida y geles que iba cogiendo en los avituallamientos para ellos. En el km 30 cogí un chico con el que fuí casi hasta el final, la verdad es que hicimos muy buen tandem y aunque me dijo que no iba a lograr seguirme, casi lo consigue, se me quedo en el km36, pero luego le ví en meta y me felicitó por la labor de llevarle tan lejos.
Desde el km36 en adelante corrí solo. Literal. Es lo que tienen las maratones con poco nivel de los atletas, que no son como en Valencia que la liebre de 3h15' irá con 200 tios. Aquí el atleta que hizo 3h15' hizo de los 70 primeros, y es un poco absurdo poner una liebre ahí.
Desde el km 36 hasta meta, puse ritmo crucero de 4'34", recuperando los pocos segundos perdidos con el chico que corrí hasta el km36, y llegue hasta meta solo.
Mucha gente de la que estaba viendo reprochaba que fuese solo, pero es que era muy sencillo, o corría a ese ritmo o no llegaba a 3h15', yo soy simplemente alguien que marca el ritmo, no que crea el grupo, si el grupo no está al nivel yo no puedo hacer nada.
Total que al final, llegué al pasadizo del Gugenheim en 3h14'40", reto conseguido, la liebre llego a tiempo. Con una sensación rara por no lograr llevar un grupo hasta el final, pero es lo que hay.
Lo mejor, el buen ambiente con los atletas que fueron conmigo hasta el km27 y que fui superando después, y un gran entrenamiento de cara a Valencia y lo peor el roce de la mochila que lleva el palo de liebre.
Una experiencia para repetir
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