El día anterior había hecho un día buenísimo, y no quise desaprovechar la ocasión y fuí con Boss al monte para hacer una tirada semi-larga de 18 kms, con poco desnivel, pero larga al fin y al cabo, con lo que las patas no iban a llegar al 100% a la carrera, pero bueno, es lo que hay este año, disfrutar el momento.
La idea era muy clara, tirar hasta morir en la orilla, porque el día se había levantado ventoso como pocos y el nivel en salida era bastante majo, con gente como Loizaga, San Vicente, Mijancos o Jon Ander.
Salida rápida pero no tanto, o eso me lo pareció a mí, con la idea de poder buscar un grupo en el que ir cómodo, y ahí me encontré al grupo de Monchi, teniendo siempre de referencia a unos 50 m a Jon Ander que en teoría debería irse pues mi temporada está muy atrasada este año. Subida hacia los acantilados de la Galea, y ahí el viento empieza a resultar verdaderamente molesto, por lo que se produce un patrón en el grupo, pero yo veo que tengo gas y me decido a tirar a ver si puedo coger el siguiente, sin miedo de morir en el intento, ni de que luego me ganen los que viene conmigo, simplemente tirar, y así fue, poco a poco cogí a alguno del otro grupo e incluso recorte la distancia con Jon Ander.
Finalizada la zona del molino, viene el ultimo kilometro de bajada y ahí las piernas empezaron a notar el cansancio acumulado, Jon Ander se fue hasta sacarme casi 1 minuto, y los que iban en mi grupo empezaron a pasarme como balas, pero no pasa nada, a eso hablamos venido, y las sensaciones hasta entonces fueron muy muy buenas para lo poco que he entrenado, ultimo sprint en la cuesta de meta para mantener el puesto y feliz, el 35º en meta con 34:14 en 8,8 kms, el año pasado hice el 30º, con casi medio minuto menos, pero no me preocupa, sé el poco tiempo que tengo para entrenar, y sé como va mi preparación así que contento.
Al acabar foto con la elite y descorche del champan
Para acabar el año, no quisimos dejar de ir a visitar a nuestro amigo Javi que en lo que ya se está convirtiendo en una tradición, nos obsequio con una botellita de champan y una buena conversación del ayer, el hoy y el mañana, y es que la foto, es casi idéntica a la del año anterior, es una tradición que hay que seguir manteniendo
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