Cuando los atletas nos enfrentamos a una prueba de larga distancia, muchas veces, tanto en los entrenamientos como en la propia prueba en sí, solemos saldar conversaciones que teníamos pendientes con gente que está aquí o gente que ya no está. Me limitaré a hablar de las pruebas, aunque son muchas más veces las que esto ocurre en los entrenamientos que en la propia carrera en sí
La primera vez que me ocurrió fue en aquella subida a Portalet de mi mejor Quebrantahuesos, aquel día poca gente sabe que me tire llorando más de la mitad del Portalet (28 kms), pues 2 meses antes había fallecido mi compañero Yurgui en un trágico accidente, volé literalmente, aquel día, la rabia era mayor que la fuerza física
Después me ocurrió en Elba en el Ironman, allí me volví a acordar de Yurgui y de mi abuela, como le hubiera gustado estar ahí. Y después ocurrió en la Maratón de Bilbao con mi tío Jesus, y después en Calella con mi tía Martina.
¿Que es lo que hablamos interiormente en esas conversaciones?, solo ellos y yo lo sabemos, pero me acuerdo perfectamente de todas aquellas conversaciones.
Esta vez toca otra vez Maratón, pero especial, en Pamplona, en mi segunda casa, mis primos y muchos de mis amigos son de allí. Y ahora no toca hablar con alguién en especial, ahora toca a hablar con el recorrido. Voy a correr por esas calles que llevo viendo desde hace casí 20 años, desde que era un niño y que muchas me sé de memoria.
La primera parte no la conozco, aunque ya me hayan dado muy buenos informes, pero desde el Km 27 será un cúmulo de sensaciones, la Avenida Zaragoza, donde está la bajera de unos amigos de Pamplona y la Farmacia de Sergio, después los Fueros, la de conciertos que he visto ahí, después la Plaza del Castillo, con su movimiento perpetuo, luego Sarasate, la salida de la fiesta hacia aquellas Villabesas que me llevaban a dormir las resacas de San Fermín, y tras una vuelta por los jardines navarros, vuelta a la Ciudadela, los fuegos artificiales, la alegría, retornamos a la Plaza del Castillo de nuevo, y del km 40 en adelante, lo más bonito, lo viejo, la fiesta de sus gentes, su bullicio, la tradición navarra, Ayuntamiento, que pequeña es esa plaza, Mercaderes (intentaré no chocar en la curva), el vallado, que ya está colocado, vuelta al Castillo (una pena que no vayamos por Estafeta), y ahí, la gente animando y haciendo pasillo, cervezas en la mano, alegría fiesta, giro a la izquierda, y majestuosa la Plaza de Toros, probablemente (o eso espero), haya un pasillo de gente tipo Tour que me impida casi ver la Plaza (ojala) y el callejón, la adrenalina, la fiesta, el Coliseo, el subidón, la explosión de 3 meses de sufrimiento, y alrededor muchas caras conocidas que llevan oyendo de mis andanzas por el mundo 6 años y que ahora las pueden vivir en directo
Y sumado a todo esto, probablemente retome alguna de las conversaciones que seguro que tengo pendientes
¿Vosotros creeis que no voy a llorar el sábado que viene?
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